jueves, 28 de febrero de 2013

Al


Blasfémico amor       Poema completo

                      a Estiven el LOKKO

Blasfémico amor de calles imprevistas
De cuerpos desnudos
De moteles abiertos
De esposas con vecinos
De viejitas con infantes
¡Blasfemia! curas con monjas
Y monjas con monjas
Putas sin dinero
Borrachos sin dueña
Yo metida en cuerpos que no amo
Blasfémico amor que me hizo sufrir hasta el extremo
Que me hizo escarbar mi miseria
Que me hizo llorar
Blasfémico amor
De quererte
Y tú suicidándote
¡Blasfemia! bolsillos llenos
Niños con hambre,
Idiota eres si crees que te aman
Solo te usan
Para saciar su placer,
Los hipócritas no son los que mienten
Sino los que creen
El idilio dura una noche
Si se repite es que te olvide
Blasfémico amor
De dar hasta el fin y ella te olvida
De andar por la calle sin norte ni sur
De andar sin amor,
Cuando lo buscas no lo encuentras
Cuando lo encuentras no lo buscas,
Te odio desde que te amo
Te amo porque te odie,
El repudio locura inadvertida
Obsesión por no tocarte
Queriéndolo hacer,
Se burlan de un pez porque se salió
De la pecera
Se burlan de mí porque dije no,
Blasfémico amor de quedarme en tus ojos
Y irme sin extrañarte,
De sentirte fuera y dentro
De que me sientas desnudarte
Blasfémico amor de que luego le beses la boca a ella
Y no la sientas
Amor hifueputa
Me has matado
Me has revivido
Me has amado
El sexo no fue amor
Aunque lo fue
¡Blasfemia!
Y te meten la ostia por el alma
Y crees tener alma

Ella la dulzura insaciable
El amor de verdad
Es solo un espejismo
Que te van a cobrar,
Ella es solo una bruja sedienta de Zeus
Es solo la pasión envuelta en trofeos

XXX

Lo hace muy bien finge que es feliz contigo
Bueno lo es
Mientras no descubra tu cara oscura
Me violo como quiso
Me obligo a quererla
Me metió en su abismo
Muerte soy hoy
Mañana precipicio y olvido
Marihuana- marihuana
Va Tallulah vana
Ella se lleva todos los premios
Rosas tuertas, heliconias profanadas
No es lo mismo tetas que senos
Ni no sé que tacto
No es lo mismo amarte
Que entregarme en tus brazos.

Delirio azul de quererte
Amarte como sur a sur
Diosa blanca puta
la odie como la ame
ahora que bajé
hasta el fondo del dolor
me llevaste al amor
Volamos inmensidades nunca escritas en el cielo
Blasfemias he dicho
Crees que mis sofismas valen una hipotenusa
Que mis logaritmos
Tienen raíz cuadrada
Al ponerlos en un espejo,
Que mi muerte tiene vuelta atrás
Si crees que Sócrates es mejor que Platón
Te equivocaste
Sócrates fue el reflejo
Pero el espejo es lo que siempre queda
Te valgo un cuatro letras
Y qué
Me vales cero
Hipocondría,
No tolero las infamias
Me choca la gente absurda
No quiero ver bolívares enhiestos
Quiero ver Marilyns Monroe
Desnudas,
Cambio mis prejuicios por tus labios
La tijera herramienta perfecta para cortar el pasado,
Hoy muero pero mañana seguiré con esto
No más dolex pal dolor de cabeza
Estaré tocando la balada muerta
La canción en piano para recordarte



Miedo a perder miedo a sufrir
Solo miedo
Y para que este miedo
Lo tiraré a la basura
Cambiaré los celos por ti
Me desprenderé de lo que amo
Solo así podré ser feliz
Dejaré esta actitud pesimista
Hoy perdí la noción
Quice perder el amor
El dolor,
Y ganar el odio
Ahora que se que autómata del destino
Estoy muerta en vida
Moriré para no sentir
Las emociones negativas
Y gozaré de todo.



II


Incierta, la vida me trajo a esto
a nadie le importa
que es lo que estoy haciendo con mi puta vida
de donde me saco las peripecias
en este mundito cerebral
en el que guardo tantos malditos pensamientos dormidos
los diré uno por uno si me lo permiten
-A nadie doy gracias me las ahorro
No me gusta que me observen cuando saco mi billetera
y quieren saber que hay en su interior
estoy cansada de ver los carros pasar 
del ruido de los pájaros
A veces quiero morir
quiero morir a cada segundo
quiero detenerme
detener mi pulso pero algo se cruza
la iluminación de tus ojos cuando siento el éxtasis
de tu cuerpo desnudo sobre mi
No quiero morir
pero después cuando se vuelve un recuerdo
quiero morir para guardarte para siempre
en el recodo de estos huesos,
seré ceniza seré polvo
pero no me importa lo que seré
A veces quiero morir cuando se que nunca más te volveré a ver
quiero morir cuando no puedo volver a ver el mar
Tal vez se me acaban los minutos poco a poco
pero yo quiero morir más rápido
para no tener la expectativa de saber que pasará mañana
De saber que si me suicidara hoy
cuantos dolores ahorraré
o cuantos dolores sumaré
No quiero no ver otros llorar por mi culpa
por eso solo por eso
no quiero morir
pero sabes es más fuerte mi deseo mi curiosidad por morir
quisiera irme rápido de aquí

Mi cuerpo es una cárcel
que rasgo a toda hora
a cada segundo me aruño
me hago preguntas
sobre que será después de la luz del túnel
sabes pienso que esto se repite una y otra vez
que mueres y te toca nacer en la misma vida
el destino, el destino no se puede detener
el destino te obliga a hacer lo que tienes que hacer
no hay nada que pueda remediarlo
hoy estoy a tu lado
es el destino que lo este
era el destino que me dieras ese beso
ese beso que me salvo de la muerte
ese beso que rompió mis expectativas
mis segundos
ese beso que si no fuera ese beso
no sería nunca ese beso que se marco en mis labios
y que ahora no puedo borrar
recuerdo una y otra vez que me fascina
si no hubiera sido ese beso no sería ese recuerdo

Ahora pienso pienso en el semáforo que me detiene
que detiene a los otros
me detengo a pensar en ti
por qué no te detuviste antes de darme el susodicho beso
pero que importa ahora ese beso en la eternidad de mis recuerdos
 no lo borraré mientras pueda recordar
porque ese beso me devolvió la vida

Ahora mi rutina
divagar por caminos
me duele pensar
me arrebata recordarte
Me voy a toda hora a ese pasado que ya no existe
me siento en tu piel
me siento arrumarme entre tus costillas
me siento dormida en tus ojos
mis labios se quedaron en tu espalda
durante horas
no puedo borrar ese amanecer
nunca podría decirte lo que siento
¿Qué sientes tú?
A veces piensas en lo mismo
peripecia maligna que recuerdas
das vueltas y vueltas
escribes luego olvidas
Quiero escribir un poema diferente
pero resulto de nuevo hablando de ti
Las cobijas están trenzadas
la cortina esta flotando
todo está tirado
tirado como cada uno de mis recuerdos
No quiero recordar lo que no me importa
no quiero recordar lo que me importa
Sé que esto algún día me hará daño
ya me está haciendo daño
No quiero depender de vos estoy cansada de depender de la gente
por depender he llorado tanto
por depender he querido morir
sabes que quiero morir
sabes que la muerte es mi amiga
mi sombra
sabes que la muerte es una niña que me espera a todas horas
la muerte es una mujer salvaje hambrienta de sexo
la muerte huele a rosas rotas
la muerte es una alcantarilla que espera llenarse de basura
que la muerte es la luz la libertad del espíritu
que la muerte es una rosa dorada que se abre
una flor de loto que envilece el pantano
si hoy no estoy aquí
mañana estaré en un paraíso
quizás un paraíso que no existe
seré feliz
porque el olvido es la única cura para borrar toda esta muerte
mis ojos a veces quisieran llorar y no lloran 
a veces siento que la poesía se me escapó
que no quiero detenerla
que no quiero escribir nada
son horas de hastío.

Cuando alguien se sobrepasa conmigo
soy más fuerte
no me quedo divagando sobre lo mismo
aprendí a aceptar
a aceptar las cosas como son 
a no poder cambiarlas
aprendí a aceptar los seres que se van y no vuelven
que no debo a apegarme a nadie
en este rompecabezas cuyas piezas se pierden
porque son de un niño de tres años
y cada pieza nunca más se recuperará
solamente se guardará una sola pieza
y esa será mi lapida
en mi epitafio dirá
“la que amo hasta la muerte
la que amo hasta el fin
la que nunca dejara de amar”
Una eternidad de resume en un segundo 
realmente la eternidad no existe
cada segundo muere por eso no somos eternos
y si lo fuéramos nunca lo seriamos
nosotros inventamos palabras que no existen
el tiempo no existe solo existe una forma de medir intervalos
el tiempo es una cucaracha que corre muy rápido

Cuando hablo contigo sin que estés siento como si estuvieras
En este momento debe estar durmiendo no se soñando con que
Tal vez no soñando nada
tal vez tu cuerpo este descansando
tal vez tu alma este conmigo. 

 Tu carne quisiera morderla
quisiera desgarrarla
arañarte
besarte el cuello
quisiera dejar de ser dulce como lo fui la última vez
sabes por qué lo quisiera 
porque sé que me olvidarás
que aunque ahora me recuerdes día y noche
aunque logres pensar en mi durante años
una parte de ti me olvidará
Te has resignado a perderme
es ilógico,  no te resignes a amarme
la resignación mata el amor.
Sabes yo no quiero resignarme como tú lo haces
revélate a mis ojos dime cuanto me amas
ahora que estoy aquí

La vergüenza no existe cuando los amantes están desnudos
las horas no existen cuando los segundos se escurren en el silencio
el silencio es una máscara de la soledad 
el silencio es un ruido el silencio, es un cuchillo
siempre borrará tus recuerdos borrará el exterior
el silencio es una música que te purifica pero que te mata
así es la muerte esa música.

Ahora me distancio de mis sentidos
para arrojarme al sueño
un sueño que no existe.

He estado cayada durante
días y horas, sin hablarte
sin poder hablarme
Me hace falta hacer esto
Nadie me comprende nadie me escucha
Solo así revelo lo que ni a mi misma sobria
me puedo revelar
 escribir es una manera de beber alcohol
lo que callé durante meses ahí esta
esto posiblemente no sea un poema
esto posiblemente no sea un diario
simplemente no sea un cuento
tal vez un pensamiento
no sé que sea esto no sé que será mañana
no sé si existe
si alguien lo leerá
Pero en la brusquedad de mis palabras 
he sentido el placer de derramarme
mañana pensare en ti de nuevo
aunque no quiera
mañana volveré a querer morir
como quiero morir ahora.


lunes, 25 de febrero de 2013

Poema de Arbey Salazar Blandon    

  A Daphne       

Daphne dice: Como sabes el dolor que he sentido- tus palabras me dan fuerza, sabes que me ahogaba en mi copa y aun lo hago... pero buscaré la fuerza, eres mágico como pudiste leerme solo tú entre tanta gente que aun viéndome gritar no me ven.
gracias de verdad tú y solo tú pudiste verme en mi oscuridad.

Mirada
perversa
rostro de imponente
una mujer
que logra que lo que se propone...


los silencios
lo que no dice en las palabras
ese lado que desea dejar silenciado
sufre con el poema
en lo fisico...
sus labios
su mirada
picarona, sus senos, el 
abdomen y ese lunar al lado del ombligo
y sus piernas
que marfiles.


Daphne Poe es una buena niña, pero en las noches se disfraza de lobo feroz, y acecha a los tímidos escritores con palabras que se convierten en imágenes, ella lo disfruta, sabe que aullar en cada rincón del mundo la mantiene viva, seduce con sus palabras y cuando cae la noche se vuelve una diosa y regresa al cielo donde es recibida entre sábanas blancas, vino y vítores, pues ha mantenido, a la raza literaria, secuestrada por causa de su belleza y de sus encantos que la hacen la nueva Atenea, diosa y madre de la sabiduría.

Esa mujer se bosqueja en la pantalla por medio de las palabras, haciéndose deseada en los ojos, en la boca, en el sonido que escuchan los oídos sordos.
Sus ojos se vuelven luz en el camino inesperado, ella se dibuja en unas líneas gramaticales, sus labios se van impregnando de deseos, palabras no pronunciadas, pensamientos no gritados que bajan lentamente y se hacen vida en sus dedos. Me hace acrecentar la virilidad y me conduce, como loco, a derramar mi semilla y escribirle, impotente es no verla, no sentirla, no escribir sobre su piel como el etéreo falo que me lleva a perdiciones llamadas Daniela Tobón Agudelo.
Yo la voy soñando de manera esplendorosa por vocablos y rimas, pausas y ritmos, la sueño entre verdes praderas y hojas vírgenes, entre teclas y nubes, perdido en la profundidad de sus ojos estáticos que me miran sin mirarme y en sus labios que los míos desean tocar, mientras se vuelve frívola porque su piel no cruza el umbral de lo prohibido y su risa nunca se ha filtrado en mi olvido.

...
Si el poder se encontrase enredado en mis dedos, juraría quitarte de un grito, o un soplo, las tristezas que rompen con tu neófito corazón, es tan vasto tu dolor que alcanza mis longevas líneas: caos, pensamientos confusos y melancolías, llenan el espacio de mis poemas en los cuales vos sos la musa que, aunque cercana, te encuentras lejana; nos unen la literatura, las mohínas madrugadas y esa tristeza tuya que me ata de nuevo a la cruz.
No sufras mujer amante, que ese desconsuelo vuestro se me incrusta en el costado, me desangra, el papel enrojece, la tinta se riega, los ojos no alcanzan a contemplarte y la vida se va tras los remordimientos que dejan la ausencia de ese otro, que te abandonó, cuando las luces artificiales llamaron a la fría noche.
¿No me adviertes aquí escribiendo entre tanto suplicio que lanzo a tú malogrado amor? No ignores mis deseos, pues los he puesto a tus pies, para que las hojas en el otoño no caigan y por fin, la sonrisa sea la que se pose en tus suaves, dulces y delineados labios.


...

Tu espíritu ilumina todo, que esplendida te encuentras. Ven, camina conmigo, vayamos por la historia humana y en cada época pide un deseo.
El alma revolotea, la turbulencia causada por tu existencia ha de ser la razón para respirar, no existe la lejanía pues sos vos el inicio y el fin de cuanto existe.
Marchamos entre sonidos, no cesan las palabras, nuestros cuerpos reverdecen, escucho la altura de tus seguras pisadas.
Te vas trasfigurando en música, me llevas a los confines del mundo, allá recreas lo que en poesía describes, convocas con gestos a las tardes y las mañanas, las noches, me aferro al descanso de tus largas jornadas y me duermo en ese regazo que es tu pecho. Qué bello hecho numinoso es el que habita entre los dos.




II
Dos hadas se besan apasionadamente, son las tres de la madrugada, la oscuridad las guarda de peligros inmanentes, así que se tocan, se acarician, se muerden, se babean, se humedecen y, al final, se entregan completamente, el mundo es pequeño, cabe por la abertura diminuta de sus sexos. La mañana las envuelve en sus olores, Daniela Daphne duerme, exhausta, por el amor desbordado, mientras que Virginia, la otra hada, acaricia las alas de la primera.

III

Ella va escribiéndome en palabras color rojo
No hay romance
La oportunidad del olvido se perdió en el último girón de su vestido
Sus ropas son rojas, sus labios rojos, manos rojas,
No puedo dejarla de mirar en esta noche que cierro los ojos y aparece dibujada como nube, luna, estrellas, vientos sutiles, color rojo, amada del corazón, vida hecha poesía.

IV

Había una vez una mujer que tenía un gran poder: la palabra; lo utilizaba con mortales que fuesen capaz de perder su existencia con tal de ser poseídos por lo que aquella mujer escribía, la vida se les iba en cuanto las lecturas de los escritos de Daniela Tobón Agudelo los arropaba. Fraguaba planes literarios y mientras esos hombres se perdían en sus letras, se iban apasionando, se excitaban, sus cuerpos se les agitaban, ella aprovechaba esos instantes y les bebía la sangre, tan felizmente, que persistía en ella los deseos insaciables de seguir escribiendo para esos humanos que la idolatraban y que se sacrificaban en los textos que ella les regalaba cuando se preparaban para ser ofrendas a la nueva diosa Daphne.

V

  • Daniela en tres actos.
    Acto I.
    Daniela es Daphne, se ha camuflado en las palabras para no ser descubierta, es ociosa, pues lanza mensajes entre líneas escritas. Sí, sacude mi cabeza, la trastoca y yo pierdo el equilibrio de mi cuerpo.
    Así que le digo después de tanto desvarío mental: “Nena, eres mi condena”; ella no responde, sonríe para sí y me ignora. Sabe muy bien que olvidarme termina por ser el hundimiento de mis deseos. ¡Qué presuntuosos y perversos pueden llegar a ser sus magníficos encantos!
    Acto II.
    Daniela entra al baño, se saca las ropas y abre la perilla de la ducha, el agua moja su cuerpo, pasa las manos sobre sus senos, luego su abdomen y bajan hasta su sexo, cuando llega allí se acuerda de mí, se estremece, instintivamente toca el clítoris y, descaradamente, el placer la recorre desde allí hasta al cabello y los pies; los dedos, ahora, impregnados de esos deseos propios de su piel los lleva a la boca y los lame, los otros dedos toman, de nuevo, posesión de ese lugar que pocos hombres han alcanzado, sus dedos la hacen gemir.
    Acto III.
    -Daniela, quiero decirte algo.
    -¡Dale, dímelo!
    -Solo con verte me da una erección.
    -¿En serio?
    -Sí.
    -Uy, qué sexy.
    -¿Por qué sexy?
    -Porque me seduce tu cuerpo, tus palabras, tus manos y tu falo. ¿Me lo puedes mostrar?
    -¿Mi sexo?
    -Sí, dale, sácalo.

    -Está bien.
    Samuel saca su miembro ya duro, como martillo, ella lo contempla, lo mira, sonríe, no dice nada, de pronto lo coge con la mano derecha y lo sacude. Él se agita, ella con la izquierda se baja la blusa, desabotona por el frente el sostén y deja libres sus pechos, se agacha y pone el falo entre ellos y le hace una rusa. Estando así un par de minutos, Daniela se detiene y guarda los pechos, se sube el jean que Samuel le ha bajado momentos antes, mira al hombre quién no entiende lo que sucede, ella, de nuevo, le sonríe y le dice.
    -Ya, fue mucho.

    VI

    E imaginándome su terrible y tentador cuerpo agolpado contra el mío, ungiéndonos lentamente en la suavidad de nuestras miradas que observan con atención, erotizadas, ansiosas por poseer el sudor de la otra piel, de sus senos firmes y sus pezones pequeños, mis manos añorando juguetear en su rosa, pálida y mística vagina, permitiéndosele a los dedos entrar por la estrecha abertura tuya que conduce al paraíso. ¡Oh mujer! No juegues conmigo, hazme un mar de pasiones que muere como ola en tu abdomen. 
    Al no tenerte mis manos bajan lentamente y comienzan a galopar mi ansiosa existencia, me van maquinando, me van arrojando mas a tus brazos, a tu cuerpo, a tu indómita sensualidad, esa esencia perfecta donde las mañanas son un sinfín de festividades, mi imaginación escapa y me veo paseando por la delineada piel que te protege de la longevidad, mi lengua va dejando la marca constante sobre tus poros, mis manos se pierden en el dulcísimo sabor de tu espalda, de tu grupa.
    El baby doll atrapa tú desnudez, ella desea escapar, mostrarse al otro lado, fuera de las ropas con la simplicidad que apareció en el mundo: con la piel en todo su esplendor, la desnudez se convierte en un poema, en palabras libidinosas, en erecciones y segregaciones seminales, en espasmos y orgasmos femeninos, en gemidos, rasgaduras, salivaciones, en aferrarse a la vida a través del otro cuerpo que se ansía pero que no se toca porque las distancias nos van haciendo efímeros.


    VII

    Deja tu ventana abierta esta noche
    Deja tu ventana abierta esta noche, entraré como Zeus cuando iba en busca de sus amantes fortuitas a poseerles el alma y donarles la plenitud de sus eternos cuerpos.
    Deja tu ventana abierta esta noche, entraré en medio de la brisa del aire, me esconderé en tus cabellos sueltos y adormilados y jugaré a poseerte, tratando de entrar por esa cabeza tuya que posee tus más íntimos y locos pensamientos
    ¿Pensaras en mí?
    Deja tu ventana abierta esta noche, para que yo pueda entrar cuan ladrón el cual roba de tus labios, de tu nariz el último el último suspiro que irremediablemente será mío.
    Deja tu ventana abierta esta noche, estaré esperando el momento justo de meterme a tu cama y soñar contigo. En tus sueños donde soy quizás el centro o quizás la nada, pues por el solo hecho de dejar tú ventana abierta estarás permitiendo que posea todo lo que las gentes no advierten porque tú lo sueñas.
    Por ello, deja tu ventana abierta esta noche.

    VIII

    Solo quiero no pensar, hay situaciones que se hacen más palmarias cuando la mente se ha perdido es la blancura dibujada en la lejanía, por ello, si pudiese darte los besos que le doy al viento solo cuando pienso en ti, y aún, sin pensar, vagabundeando en tu piel, en tu boca que nunca he tocado, en, esos, tus oídos los cuales no les susurro poemas de Cavafis, ni de Borges, ni mucho menos escritos, tristemente, para vos, por mí.
    Ven, acércate, puedes tocarme, la tarde nos hace padecer, tengo sed de ti, sos agua cristalina que nace en las cimas de las montañas, no quiero imaginarte en praderas, no quiero pensarte, mi anhelo es beberte y beberte, sentir como refrescas mi espíritu, la saliva convertida en medicina renovadora, adiós y olvido no existen en mi diccionario imprevisto de ausencias. 
    Pero te advierto: si vienes a mí, como lo haces cuando la imaginación juguetea con vos y conmigo, no habrá marcha atrás, te quedarás aferrada a mis brazos, a mis resquebrajados labios, ya no podrás despedirte del ayer, porque el hoy habrá de arroparte con poemas, besos, palabras, nuevos soles, lunas siempre llenas, tardes de calor y frío, amor incontenible; esto es lo que siempre soñaste, ¿Es tan difícil no pensar y solo soñar mujer, proveniente del seno entrañable de Dios?
    IX
    Lo digo porque caminando esa noche por las tristes calles de la ciudad, pensando en librescos antiguos, donde el conocimiento se oculta y solo se devela cuando el hombre los abre y los lee como un enigma imprudente para los que aun tratan de encontrar verdades en medio de tantas mentiras, recordé esa única vez en la que te vi y fue como si los cielos se abrieran y empezase a escuchar música celestial para los oídos, a saber, tu voz, así que jugué a soñarte despierto, mientras cruzaba tan agreste selva de cemento, vos protegiste mis pasos porque estando en el estado tan numinoso en el que me encontraba era imposible comprender la realidad y diferenciarla de la fantasía en la que cada día habito, entonces me llevaste entre tus brazos y la vida se hizo más frágil, mas etérea, más llevadera; me descolgué por los inhóspitos rincones de la ciudad –llevado en tus brazos- mientras jugaba a besar tus labios y acariciar la profundidad de tus cabellos, escribiendo un poema en tu mirada y volviéndote un culto perenne a Dios por tan magnánima creación. De repente, me encontré al frente de mi casa, abrí la puerta, la cerré, subí las escalas y entré a mi habitación, prendí el PC, esperé que cargase y ahí fue donde te escribí ¿Sos vos acaso un ángel? Luego me dirigí a la cama y en ese momento experimenté como vos siendo ángel me arropabas mientras yo te decía: “Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día…”

    X

    Recorre mi sangre.
    Recorre mi sangre caliente todo el cuerpo cuando apareces de la nada, mis ansias de vos se aceleran y dejo ser yo para convertirme en tu esclavo, soy un cumulo de deseos, segregaciones de mi feroz verga, ganas de meterme por tu sexo y navegar en medio de tus piernas mientras que mis movimientos -arriba y abajo- son un caballo desbocado adentro tuyo, mujer del centro de nuestro país lejano.
    Entonces por ti: una, dos, tres veces me masturbo, pienso en tu frágil y sedoso cuerpo, en la suavidad de tu piel y sueño deslizándome lentamente por tu abdomen, lugar donde se esconden las múltiples pasiones, las quimeras enredadas entre músculos y la lengua apenas tocando con el ápice la piel, las manos jugueteando como remolinos en tus senos, mis labios castigando con saliva y pasión aquel intersticio que lo escondes en la cárcel tortuosa llamada ropa.


    Hincaré mis colmillos en tu cuello nena, no gimas, no cortes tu respiración, déjame esclavizarte mientras te recorro arriba y abajo con mis labios, desnudándote con las miradas, apenas tocando la piel.
    No desesperes mi amor, así son las cosas, solo necesitamos un poco de imaginación para vivir lo que en la realidad se nos prohíbe.

    XI
    Puedo decir que me elevas, que estos son juegos de seducción mujer; mis ojos fantaseando en las tardes dibujadas con tu magnánima piel.
    Que me recreo al sentir tu mirada puesta en mi pequeña verga, la cual se agranda por vos. Milagro de la vida eres, palabra no escrita; el nombre: Daphne, hecho poesía.
    No te vuelvas indiferente, sabes bien, como el aire que es testigo de este deseo, que te bebo en los recuerdos y las palabras, te imagino desnuda tocándote con tus prodigiosas manos, creadoras de odas, los pechos, bastiones moriscos, y también el abdomen donde se ha formado la eternidad de ese instante en el que me masturbo por tus seductoras faltas, oh, dulce poetiza de la isla de Lesbos.
    Sigo recorriéndote: veo como tus manos entran, lentamente, por el santo Edén; tus dedos posan adentro del lugar que Adán tanto deseó, Eva aprovechó y con el que me castigas cuando en la pantalla se dibuja un “hola” escrito por ti.

    Déjame tocarte con los dedos encendidos del fuego divino; déjame recorrerte la piel, lánguidamente, iniciando por tus pies, descubriendo tus pasos, lamiendo aquellos órganos con los que construyes caminos.
    Déjame vagabundear por los muslos de tus piernas, buscar los intersticios que no han sido tocados, prenderlos con mi llama, herencia celestial.
    Déjame enredarme en tus caderas, rosarlas con mi falo, portador de los males de Pandora, mientras que una de mis manos alcanza tu virgo, los dedos lo profanan, usurpan tu Atenas, mi otra mano jugando a poseer las dos torres de Isengard; es tu cuerpo lugar de aventuras, diosa de la poesía.
    Entonces mi boca busca la tuya, las lenguas se humedecen, te toco completa; coges mi sexo y lo pones a la entrada del Sancta Sanctorum, nos poseemos en espasmódicos movimientos, luchamos cegados por los sudores, formas y deseos; al llegar juntos a la Jerusalén eterna sacas mi infierno de tu paraíso y permites que riegue con mi semilla tus campos rodeados por el monte de la buena Venus.
    XII

    Me excitas, me erotizas, me haces no pensar, me llenas de pasión y me desvistes en el alba cuando mi falo habla por mí y se hace duro cuan torre de marfil.
    Demasiado dura para ser mía, la cojo entre mis manos pero ella clama por ti, se pierde en un sin fin de deseos y se ensangrienta por no sentir el rose de tu piel.
    Es mi falo quien desea meterse en medio de tus piernas, tocar la profundidad de esos labios jamás explorados, una selva, el jardín del Edén, donde él por fin podrá beber el elixir de la eterna juventud que fue guardado en tu dulcísima vagina cuando Dios te creo.
    Mi falo hace las veces de Dios escandinavo o griego, como lo quieras ver, se mete por la boca del paraíso que es también el infierno –tu sexo- y se desborda de emoción cuando el cielo se le abre y se abalanza lentamente a la eternidad mientras yo me pierdo mordiendo esos senos y acariciando el abdomen donde me ofrecen la redención.

    XIII



    • No ultrajes mis ojos con esos senos donde emanan los alimentos de la tierra.
      Ni arrebates mi tranquilidad, quitándome los coherentes pensamientos, pretensiones de la palabra escrita.
      Te prohíbo quemarme la piel, no te aproveches de la debilidad de mis labios, el temblor de ellos te tienen como víctima y culpable.
      ¿Por qué ha de hervirme el alma? Mi cuerpo tiene sed. La boca me es llena de saliva, en esos montes se encuentra la subida a la sabana.
      Acércate, es tiempo del amor, hora de recogernos, recorrernos, basta de miradas, encontrémonos fuera de las cómplices oraciones; soy fuente, calmaré el sinsabor que hay en tus labios; beberé del vino guardado en tus inmensas bodegas, me embriagaré y será en tus pechos el lugar donde reposaré la resaca que, con solo pronunciar tu nombre me da.

      XIV

      Por ella he cruzado la línea de la imaginación; la he tomado entre mis manos y con la lengua, rozado su esfumada piel, es cierto, la hice mía.
      No necesito verla, ya lo sé, la verdad no es lo que acontece, es lo que deseamos.
      Habito en lugares inexplorados por seres tan comunes que van de aquí para allá. Ellos, al igual que yo, la pretendemos, quizá alguno logre alcanzarla, quizá le bese los labios, el cuello y luego entre a su paraíso y conviva en medio de fieras; yo, en cambio, le he besado el alma, se la he bebido sin que ella, ni ellos se enteren.
      Entonces ¿Quién te ha vivido más, mujer, sino yo?


      XV

      Solo quiero no pensar, hay situaciones que se hacen más palmarias cuando la mente se ha perdido es la blancura dibujada en la lejanía, por ello, si pudiese darte los besos que le doy al viento solo cuando pienso en ti, y aún, sin pensar, vagabundeando en tu piel, en tu boca que nunca he tocado, en, esos, tus oídos los cuales no les susurro poemas de Cavafis, ni de Borges, ni mucho menos escritos, tristemente, para vos, por mí.
      Ven, acércate, puedes tocarme, la tarde nos hace padecer, tengo sed de ti, sos agua cristalina que nace en las cimas de las montañas, no quiero imaginarte en praderas, no quiero pensarte, mi anhelo es beberte y beberte, sentir como refrescas mi espíritu, la saliva convertida en medicina renovadora, adiós y olvido no existen en mi diccionario imprevisto de ausencias. 
      Pero te advierto: si vienes a mí, como lo haces cuando la imaginación juguetea con vos y conmigo, no habrá marcha atrás, te quedarás aferrada a mis brazos, a mis resquebrajados labios, ya no podrás despedirte del ayer, porque el hoy habrá de arroparte con poemas, besos, palabras, nuevos soles, lunas siempre llenas, tardes de calor y frío, amor incontenible; esto es lo que siempre soñaste, ¿Es tan difícil no pensar y solo soñar mujer, proveniente del seno entrañable de Dios?


      XVII

      Café, cigarrillo y bragas negras, ella se encuentra acostada en el sofá, yo la observo, me llevo la copa de vino a la boca, lamo el borde, mientras miro aquellas piernas, esos senos libres, acompasados, me muerdo los labios, ella solo fuma, toma café y se organiza las bragas, yo siento como el mundo me revienta la 
      entrepierna; la fumo, la bebo: en el café, en mi vino, observo sus bragas y deseo, ardientemente, perderme dentro de ellas, para llegar al paraíso, lugar de mi redención.